¿Alguna vez comiste por ansiedad, por aburrimiento o por insistencia del entorno?
La relación con la comida es un pilar fundamental a la hora de pensar en nuestra salud digestiva.
¿Qué es la alimentación consciente?
Comemos con los 5 sentidos. La alimentación no consiste solamente en la ingesta de los alimentos. Comenzamos a comer desde el momento que pensamos qué y cómo hacerlo. Por ello, la apariencia del plato, los aromas y el estado de ánimo influyen en nuestra digestión.
La Alimentación Consciente o Mindful Eating consiste en aplicar la atención plena al comer, poniendo intención a la experiencia de pensamientos, emociones, sensaciones físicas y conductas que tienen lugar antes, durante y después del acto de comer.
¿Por qué la alimentación consciente beneficia la digestión?
Los beneficios de “estar presentes mientras comemos” son múltiples.
En el caso de la digestión, el comer de forma relajada, con una correcta masticación y sin apuros permite que los alimentos lleguen en mejores condiciones al estómago para que, los fluidos digestivos, hagan su trabajo.
Tener una buena digestión ayuda al organismo a absorber y a aprovechar todos los nutrientes de los alimentos que consumimos. Cuando esto no ocurre, podemos llegar a sufrir algunas molestias como, constipación, diarreas, dolor abdominal o déficit de algunos nutrientes. Una buena digestión, por lo tanto, contribuye a cuidar la salud. Es importante aprender a identificar los factores que pueden poner en riesgo la digestión y la forma de abordarlos.
¿Y cómo se hace para comer consciente? Algunas sugerencias son:⠀⠀⠀⠀
- Comer despacio, en al menos 20 minutos. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
- Concentrarse en el alimento, eliminar cualquier otra distracción como el celular o la computadora. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
- Percibir en detalle la apariencia del plato, su aroma, colores, texturas, sabores.
- Masticar y saborear cada bocado, la digestión comienza por la boca. Si hay mala masticación, en general hay mala absorción de nutrientes y se retrasa el proceso digestivo. Por eso, se recomienda masticar unas siete veces antes de ingerir cada bocado.
Todas estas pautas nos ayudan a prestar más atención a las señales propias del cuerpo. Permitirnos comer conscientemente mejora la digestión y aumentamos la saciedad ya que comemos más lento. ⠀
Como todo nuevo hábito, requiere de práctica para adquirirlo.
Mitos sobre la “alimentación sana”
Como siempre decimos, para cuidar la salud digestiva, se recomienda llevar una alimentación variada, con presencia de fibra, consumo de frutas y verduras y reducir grasas. Sin olvidarnos de cumplir con las 5 comidas del día, consumiendo al menos 2 litros diarios de agua y realizando actividad aeróbica.
Sin embargo, se observa la presencia de algunos mitos alrededor de la “alimentación sana”. Algunos de estos son:
1) Estar delgado es sinónimo de ser saludable. Ser delgado por naturaleza implica tener un metabolismo más rápido que el resto, así los alimentos que ingerimos se asimilan más rápido y no se acumulan en el organismo en forma de grasa. Estas personas rara vez se cuidan con su alimentación. Si bien las personas con obesidad tienen una mayor probabilidad de sufrir problemas de salud (como diabetes, hipertensión y colesterol alto), el descenso de peso en extremo también trae complicaciones para la salud. Recomendamos consultar al nutricionista para controlar nuestro peso y alimentación.
2) Los edulcorantes son siempre la mejor opción. Aunque a menudo los endulzantes resulten una buena opción para remplazar el consumo de azúcar. Como todo en la vida, los edulcorantes artificiales en exceso no son beneficiosos.
3) Los alimentos con muchas calorías no son saludables. Un alimento puede ser altamente calórico y sano a la vez, como son la palta y los frutos secos.
4) Los alimentos light son los más saludables. La comida que se vende como baja en grasa o libre de esa sustancia, suele tener en su composición mayores cantidades de sal, azúcar y almidón que los mismos productos que tienen los componentes regulares. Esto ocurre porque, cuando la grasa del producto se reduce, también se pierde parte del sabor.
5) Beber abundante agua durante las comidas dificulta la digestión. Es un mito. No se ha demostrado que el agua diluya los jugos gástricos ni que interfiera en la digestión. De hecho, tomarla durante o después de una comida en realidad ayuda a la misma. Ésta y otros líquidos ayudan a descomponer los alimentos para que el cuerpo pueda absorber los nutrientes. También ablanda las heces, lo que ayuda a evitar el estreñimiento.
¿De qué hablamos los médicos cuando decimos “medidas higiénico-dietéticas”?
Las medidas higiénico-dietéticas son, a menudo, el primer eslabón terapéutico en muchas patologías cualquiera su causa.
Como medidas generales se sugiere:
- Masticar adecuadamente las comidas, procurando evitar comer apresuradamente.
- Procurar hacer comidas de pequeño volumen, varias veces al día. Se sugiere realizar 5 comidas diarias: desayuno, colación a media mañana, almuerzo, merienda y cena, con un intervalo de 3 horas entre comida y comida.
- Evitar acostarse hasta 2 horas después de haber comido.
- Evitar todas aquellas circunstancias que aumentan la presión intraabdominal, como pantalones o faldas ceñidas, fajas, corsés, cinturones…
- Preparar la cama para que la postura sobre ella mantenga una inclinación ascendente. Esta medida sencilla, inocua y económica, aunque pueda resultar incómoda, es fundamental.
- Evitar el tabaco y el alcohol.
En conclusión, lo más importante para una buena digestión es mantener una dieta equilibrada, siendo la moderación la clave para una óptima salud digestiva.
Ante cualquier consulta o malestar, no dude en consultar al médico especialista. ⠀⠀
Colaboración: Dra. Sabrina Barbero, médica gastroenteróloga en Gedyt.